Luego de las elecciones legislativas y con el cierre del invierno, el Gobierno nacional puso en marcha una nueva etapa de ajuste tarifario que busca reducir subsidios y equilibrar las cuentas públicas. Desde noviembre, las facturas de gas subirán en promedio un 3,8% a nivel nacional, acompañadas por incrementos en electricidad, agua y combustibles.
La medida fue oficializada mediante la resolución 433 de la Secretaría de Energía y disposiciones del Enargas, reemplazando el esquema de subas mensuales inferiores al 2% que rigió en los meses previos a los comicios. En paralelo, el Ministerio de Economía, a cargo de Luis Caputo, dispuso actualizar los impuestos a los combustibles, lo que generará aumentos de entre 1% y 1,5% en nafta y gasoil desde el 1° de noviembre.
Además, el recargo del gas destinado al Fondo Fiduciario para Subsidios de Consumos Residenciales se elevará hasta 7,2%, manteniendo los beneficios para las denominadas “zonas frías”, aunque el Ejecutivo anticipó que planea eliminar la mayoría de los fondos fiduciarios.
Por su parte, AySA continuará con aumentos del 1% mensual en agua y cloacas, mientras se espera una resolución similar para actualizar las tarifas eléctricas en el AMBA. El transporte público sigue siendo el único sector sin definición sobre nuevas tarifas.
Con este paquete de medidas, el Gobierno busca avanzar hacia la normalización de los precios regulados, una política que, si bien apunta a mejorar la situación fiscal, impactará directamente en el costo de vida de los usuarios.