Hay frutas que son directamente asociadas con el verano, como el melón y la sandía. Sin embargo la lista es enorme e incluye vegetales que son muy recomendados para lidiar con las altas temperaturas a la hora de preparar un almuerzo o la cena.
¿Sabemos realmente qué comprar en la verdulería según la época del año en la que nos encontramos? Lamentablemente la mayoría de los argentinos no tiene en claro cuáles son los cultivos que más conviene adquirir en las tiendas, no sólo por una cuestión de precio sino también por la calidad del producto.
Si bien en la Argentina hay una gran variedad de frutas y verduras durante todo el año, lo mejor es aprovechar las que son de estación, ya que aportan más nutrientes y mejoran su sabor.
Con base en la estacionalidad, la elección de lo que consumimos debería tomarse a partir de la calidad, porque mas allá del bajo precio a causa de la abundancia por temporada, la propuesta contempla productos realmente sabrosos, saludables y frescos. Sin embargo es cada vez más difícil detectarlos, ya que las actuales técnicas de conservación permiten a las industrias proveer durante todo el año a los negocios de cercanía que comercializan frutas y verduras, las cuales se convierten en perennes.
sandía
Por su gran cantidad de agua, la sandía es una de las frutas recomendadas para consumir en verano.
Cada estación del año tiene sus cultivos característicos, dependiendo de la región y del mes en curso: el problema es que la enorme extensión de nuestro país permite algunas licencias desde la óptica de la estacionalidad. El tomate, por ejemplo: en Jujuy se cosecha en invierno, después hay oferta en el litoral y luego en Buenos Aires. En definitiva, no sólo el precio es un indicador, sino también la cantidad y calidad para maridar un producto con un mes o estación del año.
Frutas y verduras: las mejores opciones para febrero
El segundo mes del año nos brinda la posibilidad de elegir entre una importante lista de frutas y verduras, que se destacan por su color, frescura y fundamentalmente sabor. Entre ellas se destacan:
Palta: el principal componente no son los hidratos de carbono sino las grasas sanas, que constituyen el 23 % de su peso. Además, son ricas en Vitamina A, E y C y algunos minerales.
Kiwi: es una de las frutas con más proteínas y ejerce un efecto rejuvenecedor en la cara. Filtra los rayos solares, favorece el sistema inmunitario y combate la anemia, ayuda a la digestión.
Limón: es rico en vitamina C, con pocas calorías y con propiedades antioxidantes.
manzana
Las manzanas se pueden almacenar en cámaras de frío para ofrecerlas durante todo el año.
Naranja: la naranja es una fruta de escaso valor calórico, con un aporte interesante de fibra soluble.
Pomelo: el agua es el componente más abundante, con algo más de un 90 % del pomelo. Por lo tanto, es un buen diurético.
Mandarina: no es tan rica en vitamina C como la naranja, pero cuenta con mayor presencia de betacaroteno o provitamina A.
Banana: Aporta vitaminas A, C, B1, B2, B6, B9 -ácido fólico- y E. Por otra parte, en cuanto a los minerales, se encuentran el potasio, magnesio, hierro, selenio, zinc y calcio.
Manzana verde: es una fuente natural de flavonoides y también aporta vitamina C.
En el caso de las verduras, también debemos contemplar a las hortalizas, que son aquellas plantas comestibles de las cuales extraemos sus raíces, hojas, semillas, tallos o bulbos.
Acelga: es una fuente rica en minerales: cobre, calcio, sodio, potasio, hierro, fósforo. Son muy ricas en fibra soluble y aporta ácidos grasos Omega-3, flavonoides y betacaroteno, luteína y zeaxantina.
Alcachofa: la cinarina y la luteolina, un flavonoide presente en muchas plantas verdes y amarillas, le confieren a la alcachofa un claro efecto hepatoprotector.
Apio: se lo considera un alimento regulador de la dieta y equilibrante. No es tan nutritivo ya que el 92 % de su peso es agua. Su aporte calórico es muy bajo -entre las 15 y las 20 calorías- y tiene un gran poder saciante.
Coliflor: tiene alto contenido en agua (89 %) y en cuanto a minerales, aporta potasio y calcio.
verduras
Consumir un producto de temporada es la opción más sostenible para el medio ambiente.
Espinaca: es rica en fibra. Además contiene vitamina A, B1, B2, C y K, calcio, fósforo, hierro, ácido fólico, magnesio, zinc y betacarotenos.
Lechuga: aporta apenas 18 calorías por 100 gramos. Es rica en vitaminas: A (970 mcd, en forma de carotenoides), del grupo B (su contenido en ácido fólico es de 21 mg), C (8 mg) y E (0,06 mg).
Puerro: el puerro es moderado en hidratos de carbono (7,5 g/100 g), bajo en proteínas (2 g) y rico en fibra (3 g). Entre sus minerales destaca el potasio (260 mg), el calcio (60 mg), el fósforo (50 mg) y el magnesio (18 mg).
Sea cual sea tu elección, lo importante es que elijas productos frescos, saludables. La premisa: aprovechar lo que el verano tiene para ofrecernos desde el punto de vista productivo.