El consumo de carne vacuna en Argentina se encuentra en su nivel más bajo en al menos 110 años, con una proyección anual de 44,8 kg por habitante para 2024, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario. Esta caída se debe a la combinación de la recesión económica actual y el cambio en las preferencias de los consumidores hacia fuentes de proteínas más económicas, como el pollo y el cerdo.
La recesión ha impactado el poder adquisitivo de los argentinos, lo que ha llevado a muchos a reducir su consumo de carne vacuna, que es una de las proteínas más caras del mercado. Además, la sequía del año pasado provocó una reducción en el stock ganadero, lo que ha limitado la oferta de carne disponible.
Como consecuencia de estos factores, se espera que la producción de carne bovina en Argentina sea menor en 2024. Esto podría generar un aumento en los precios de la carne, lo que podría afectar aún más el consumo interno.
A largo plazo, es necesario que se implementen políticas que fomenten la producción ganadera sostenible y que impulsen el consumo interno de carne vacuna.