Enrique Luis (Toto) Moreno, un apasionado colombófilo hace 52 años, ha vivido una experiencia inolvidable con una de sus palomas mensajeras. Esta es la historia de Rogelio, un palomo que desafió las adversidades y se convirtió en un héroe alado.
Enrique Moreno nos cuenta que Rogelio es un macho de un año y medio que el año pasado se destacó en competiciones, siendo el mejor pichón de la Asociación Mensajera Pampeana. Este año, Rogelio participó en un concurso en 9 de Julio en la provincia de Buenos Aires, a 350 kilómetros de distancia. Sin embargo, después de varios días, Rogelio no regresó a su palomar.
La sorpresa llegó cuando Enrique fue notificado que su palomo había sido encontrado en un barco a 30 kilómetros mar adentro, cerca de Necochea. La tripulación del barco, llamado «Tesón», cuidó de Rogelio, proporcionándole comida y agua. Sin embargo, en un descuido, Rogelio escapó del barco mientras este estaba a 160 kilómetros de Viedma y 200 kilómetros de Bahía Blanca, en medio del mar.
Contra todo pronóstico, días después, Rogelio regresó al palomar de Enrique, habiendo volado cientos de kilómetros sobre el mar. Este acto de valentía y resistencia emocionó profundamente a Enrique, quien no esperaba volver a ver a su palomo.
El nombre de Rogelio fue dado por un miembro de la tripulación del barco, un hombre llamado Walter, quien se comunicó con Enrique para informarle sobre la travesía del palomo.Ahora, Rogelio es más que un simple número; es un símbolo de perseverancia y determinación.
Enrique, conmovido por la hazaña de Rogelio, ha decidido retirarlo de las competiciones y dedicarlo a la reproducción, asegurándose de que su legado perdure. La historia de Rogelio no solo es una muestra de la increíble capacidad de orientación de las palomas mensajeras, sino también una lección sobre nunca rendirse, incluso en las situaciones más adversas.