• 17/05/2025 03:13

“Le dedico mi vida al club”: la historia de pasión y gestión de Pato Mac Allister

Este sábado, en el programa El Mirador, Fabricio Barbero entrevistó a Patricio “Pato” Mac Allister, quien abrió las puertas de su vida personal y su incansable trabajo por el desarrollo del fútbol pampeano. Durante el reportaje, el exjugador y actual dirigente del Club Deportivo Mac Allister habló con franqueza sobre su historia familiar, su rol en la institución y la pasión que lo impulsa todos los días.

Mac Allister dejó en claro que su vínculo con el club va mucho más allá de lo deportivo. “Paso bastante tiempo porque creo que es un poco también el secreto de todo. Lo más importante para mí es la pasión. Hago las cosas porque me gustan, porque siento la misma pasión de cuando era chico”, aseguró.

Actualmente, si bien ya no dirige ni juega, sigue muy activo como gerente deportivo. Esta función, según explicó, requiere una dedicación casi total: “Le dedico doce horas por día al club. Hay otras personas que tienen otro trabajo y después van al club. En cambio, yo estoy desde la mañana hasta la noche gestionando”.

Durante la entrevista, detalló su rutina diaria: desde las primeras horas del día ya comienza con tareas administrativas, manejo de redes sociales, presupuestos y reuniones. Por la tarde se traslada al club para seguir de cerca los entrenamientos, conversar con entrenadores y supervisar actividades de todas las categorías, tanto masculinas como femeninas. A eso se le suman gestiones como el mantenimiento de instalaciones, compra de materiales y resolución de problemas operativos.

“El secreto es solucionar los problemas rápido. No podés estar sin internet una semana, no podés dejar un tractor roto. Todo tiene que funcionar porque los chicos y chicas del club lo necesitan”, subrayó con convicción.

Mac Allister también defendió la figura del gerente deportivo como un rol clave para el funcionamiento eficiente de los clubes. “Tiene que ser una persona retribuida, que le allane el camino al dirigente que tiene otro trabajo. Esta figura puede ordenar desde la parte administrativa hasta la deportiva”.

Con más de 400 chicos en el Club Mac Allister y una demanda creciente por parte de las familias, Pato reflexionó también sobre la evolución del rol de los clubes barriales: “Hoy la gente exige servicios, antes alcanzaba con el sentido de pertenencia. Hoy quieren profesionalismo, contención, crecimiento. Nosotros tratamos de mantener ese sentido de pertenencia, pero sabiendo que hay que ofrecer algo más”.
fidelización, infraestructura y visión de futuro
El trabajo en el Club Mac Allister va mucho más allá del entrenamiento físico, técnico o táctico. Según Pato Mac Allister, uno de los principales objetivos es fidelizar a los chicos y sus familias, y eso se logra a partir de los valores que promueve el club: el respeto, la responsabilidad y el sentido de pertenencia.

Desde pequeños hábitos como no tirar basura en el predio, saludar a todas las personas del club, y colaborar con el armado y desarmado de las sesiones de entrenamiento, se inculca una cultura que busca formar personas además de futbolistas. El saludo, por ejemplo, es una costumbre muy marcada en el club: se espera que todos los chicos saluden al ingresar, y si no lo hacen, los entrenadores toman la iniciativa para acercarse, fomentar la confianza y crear vínculos más estrechos.

Este tipo de gestos generan una conexión emocional con la institución, que muchas veces permite detectar y acompañar problemas personales de los chicos, desde una charla informal hasta una contención más profunda.

Cuando se trata de chicos extranjeros, el club también pone especial atención en hacerlos sentir cómodos y acompañados, destacando que muchos de ellos encuentran en el Club Mac Allister un entorno mucho más estructurado, seguro y con más oportunidades que en sus países de origen. A tal punto, que varios deciden quedarse a vivir en Argentina aún si no logran cumplir su meta deportiva.

En términos de infraestructura, el club avanza con un ambicioso plan de crecimiento: han adquirido un nuevo predio donde se están construyendo dos canchas de fútbol 11 con césped sintético. Este crecimiento busca responder a una necesidad estructural que afecta a muchos clubes, que no han evolucionado en décadas, y que limita el desarrollo deportivo.

A pesar de estar alejados de un barrio —lo que dificulta el acceso de los chicos y limita el sentido de pertenencia territorial—, el club se fortalece ofreciendo un servicio de calidad, transparente en el uso de los recursos, e invirtiendo constantemente en obras: nuevas canchas, palcos, cabinas de transmisión, y espacios modernos.

En cuanto al futuro, tanto Pato como su hermano «el Colo» Mac Allister comparten una visión clara: llevar al club a la alta competencia, quizás enfrentando a River o Boca en unos años. No hay una fecha fija —podrán ser 5 o 10 años—, pero sí una convicción basada en un proyecto sólido, con estructura, gestión y una fuerte inversión económica.

Además, el club se reconoce como un formador de jugadores para todo el fútbol pampeano, cediendo futbolistas a instituciones de toda la región, incluso enfrentándose a ellos en la competencia. Este espíritu de colaboración y desarrollo colectivo busca potenciar el crecimiento del fútbol local, con la idea de que cuanto más crezca el deporte en la provincia, más crecerá también el Club Mac Allister.

A lo largo de la charla, Patricio Mac Allister dejó en claro su postura respecto al rol de los privados en el fútbol y a la figura de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). Reafirmó que el Club Deportivo Mac Allister es una asociación civil sin fines de lucro, como la mayoría de los clubes del país, y que si bien cree en la inversión privada, considera fundamental que el control institucional siga en manos del club.

«Cuando un club dice que no tiene aporte de privados, miente. Cada vez que te ponen una publicidad, ya es un privado aportando. Lo importante es que el club mantenga su manejo institucional», aseguró. Para él, el modelo mixto funciona, siempre que se respete la esencia original: “Creemos en el aporte privado, pero no en entregar la historia y el esfuerzo de los clubes que nacieron como asociaciones civiles”.

También fue contundente sobre los gastos que demanda el funcionamiento diario del club: luz, gas, transporte, luminarias, pelotas, indumentaria, entre otros. Explicó que muchas veces esos costos son solventados con aportes propios o de su familia: «Si falta mil pesos, lo pongo yo, o lo pone el Colo o alguno de los chicos. Porque no podemos permitir que el club se endeude».

El dirigente expuso con firmeza un conflicto con Talleres de Córdoba por una deuda vinculada a la venta del jugador Palacios, hoy en el Inter de Italia. «Nosotros lo llevamos a Talleres y firmamos un convenio. Nos corresponde un porcentaje. Ahora nos quieren desconocer, pero no se la vamos a regalar. Estamos haciendo una demanda», sentenció.

Consultado sobre las críticas que recibió desde La Pampa, reconoció que en un principio le afectaron: «Me dolía mucho. Hice muchos sacrificios, incluso dejé de lado mi ilusión de ser entrenador profesional por este proyecto». Hoy, asegura haber curtido el cuero, aunque no olvida: «Me levantaba los domingos a las 8, cortaba el pasto, marcaba la cancha… y después te daban con un hacha».

Sobre su relación con el club Belgrano, fue claro: «No siento cariño, siento amor. Pero cuando ese amor no es correspondido… Duele. El colegio del club lo hicieron con la plata que cobraron por mí y mi hermano cuando fuimos a Argentinos Juniors. Nadie lo recuerda».

También dejó una reflexión sobre su paso por Japón como futbolista, su amor por el respeto y la disciplina, y su aprendizaje en las escuelas de Estudiantes de La Plata y Argentinos Juniors. Destacó cómo intenta integrar lo mejor de ambas filosofías en el Deportivo Mac Allister: estructura, orden, libertad y creatividad. «Nosotros queremos equipos fuertes, agresivos, que ataquen y defiendan. Pero eso no es fácil. Por eso ayudamos a los entrenadores a entender que la visión institucional está por encima de todo», cerró.

Una entrevista sincera, de alto contenido emocional y conceptual, donde Mac Allister no solo explicó el presente del club, sino también su visión sobre el futuro del fútbol formativo y profesional en La Pampa.