Alerta hídrica en Santa Rosa: urbanización descontrolada, acuíferos en riesgo e infraestructura estancada
El ingeniero Leandro Altolaguirre advierte sobre los graves peligros que enfrenta Santa Rosa por la expansión urbana sobre zonas de reserva hídrica, la falta de planificación y la amenaza constante de inundaciones.
Santa Rosa, una ciudad construida en un pozo sin salida natural para el agua, enfrenta una crisis silenciosa pero profunda. En diálogo con Radio 104.1, el ingeniero Leandro Altolaguirre —experto en hidrología y exprofesor universitario— expuso con contundencia los riesgos crecientes que se derivan de la falta de planificación urbana, la sobreexplotación del acuífero local y el estancamiento del plan director de saneamiento.
Acuífero en peligro: urbanizar donde se recarga el agua
Uno de los temas más delicados abordados por Altolaguirre fue el avance de la urbanización sobre la zona de reserva del acuífero local, clave para el abastecimiento de agua en la ciudad. «Esa zona sólo recarga unos 110 milímetros anuales, lo que equivale a 1.100.000 litros de agua», explicó. Con ese volumen, no se podría sostener una densidad mayor a 10 habitantes por hectárea sin generar sobreexplotación. Sin embargo, los proyectos de loteo avanzan con lotes cada vez más pequeños y sin considerar esa limitación.
«Ya se ha deteriorado la calidad del agua en barrios como Villa Martita o Villa Malia, donde incluso el municipio no puede garantizar suministro de agua potable», advirtió el ingeniero.
Una ciudad en una olla: el riesgo permanente de inundaciones
Santa Rosa se encuentra en una cuenca endorreica, es decir, sin salida natural para el agua. En ese contexto, cualquier evento climático extremo, como el de 2017 (cuando llovieron 400 mm en cinco días), puede colapsar completamente la infraestructura existente. «Todo el sistema depende de cuencos de retención y estaciones de bombeo que ya han demostrado ser insuficientes frente a lluvias intensas», sostuvo.
El bajo mantenimiento de los sistemas de drenaje y el crecimiento sobre zonas de bañados y lagunas han reducido aún más la capacidad de respuesta. “Cada vez que asfaltás más, aumentás los excesos hídricos. El suelo pierde capacidad de absorción”, remarcó.
Falta de planificación: seis años sin avances en el Plan Director
Altolaguirre fue tajante con la falta de planificación urbana: “El último plan director de saneamiento se hizo en 1980. Se avanzó en su actualización hace más de seis años, pero la nueva gestión municipal lo dejó de lado y no presentó nada nuevo desde entonces”.
Para el ingeniero, esta parálisis tiene consecuencias directas sobre la posibilidad de habilitar nuevos barrios o expandir zonas urbanas. “No se puede crecer sin haber resuelto antes los problemas estructurales. No es que uno esté en contra del desarrollo, pero hay que hacerlo con responsabilidad”, sentenció.
Islas de calor, salitrales y cemento: el costo de urbanizar mal
Otro fenómeno creciente es el de las islas de calor urbanas, consecuencia directa de la pérdida de espacios verdes, el uso excesivo del asfalto y la falta de planificación ambiental. “Hay hasta 3 grados de diferencia entre zonas forestadas y el centro de la ciudad en verano. Eso tiene consecuencias directas en la salud de la población”, advirtió.
Además, se habilitaron obras en zonas históricamente inundables, como el viejo salitral, que funcionan como cuencos de emergencia y no deberían ser urbanizadas. “Esas zonas están destinadas al sacrificio en caso de lluvia, no para viviendas”, explicó.
¿Una ciudad sin futuro hídrico?
Santa Rosa depende actualmente del acueducto del río Colorado, pero Altolaguirre alertó que cuando entre en funcionamiento la extensión del acueducto hacia General Pico, la prioridad del agua cambiará. “Santa Rosa volverá a depender principalmente del acuífero local, que ya está comprometido”, afirmó.
Y advirtió: “Si seguimos avanzando como langostas, deteriorando todo lo que tocamos, hipotecamos no solo el presente, sino el futuro de la ciudad”.
Conclusión:
El crecimiento urbano sin planificación, la presión inmobiliaria sobre zonas de reserva y la falta de gestión integral del agua están llevando a Santa Rosa a una situación crítica. “Sin agua no hay vida, ni ciudad, ni futuro”, resumió Altolaguirre. Sus palabras no son solo una advertencia, sino un llamado urgente a pensar la ciudad a largo plazo.