El Papa Francisco contempla la posibilidad de visitar su patria, Argentina, pero su determinación se ve influenciada por su estado físico y la polarización política en el país.
A sus 87 años, evalúa si su cuerpo resistirá un viaje exigente, mientras se enfrenta a problemas de movilidad y afecciones recurrentes como la bronquitis.
Aunque los obispos argentinos anhelan su llegada, la grieta política en el país genera preocupaciones sobre la recepción de su visita, siendo la unidad nacional un factor determinante. A pesar de las presiones y las expectativas, Francisco prioriza su salud antes que cualquier consideración política.