El Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) de Milei, con 366 artículos, busca desregular múltiples sectores económicos, incluyendo reformas significativas en la Ley de Tarjetas de Crédito. A grandes rasgos, el DNU disminuye el control estatal sobre las emisoras, permite mayores comisiones y sanciones más leves, pero mantiene el límite en las tasas de interés.
Los cambios incluyen la eliminación de varios artículos de la Ley de Tarjetas, permitiendo a las emisoras establecer nuevas cláusulas contractuales, cobrar más comisiones y reducir las obligaciones de información. Un punto destacado es levantar la prohibición de informar incumplimientos a las bases de datos financieras, lo que afecta a los usuarios al ser más visibles para la industria financiera.
El DNU amplía el espectro de entidades que pueden emitir tarjetas, elimina restricciones contractuales y modifica la regulación sobre comisiones a comercios, lo que podría impactar negativamente en algunos negocios más pequeños.
Además, permite a las emisoras cobrar intereses punitorios sin límites, aunque no podrán capitalizar estos intereses. Se promueve el uso de resúmenes electrónicos para reducir costos, pero no es obligatorio. Aunque se liberan las emisoras de contar con autorización previa para elaborar contratos, se mantienen normas mínimas para su redacción.
A pesar de estas flexibilizaciones, el DNU conserva el límite a las tasas de interés que pueden cobrar las tarjetas, manteniéndolas en un máximo del 25% adicional a las tasas de préstamos personales ofrecidos por el Banco Nación.
El DNU genera visiones encontradas entre especialistas: algunos ven una reducción de regulaciones positiva para la industria y los consumidores, mientras que otros perciben una disminución de los derechos de los consumidores y un aumento del poder de las emisoras.
En resumen, el DNU de Milei flexibiliza notablemente las regulaciones sobre tarjetas de crédito, brindando más libertad a las emisoras en términos contractuales y de comisiones, aunque conserva límites en las tasas de interés. Esto podría tener impactos diversos en los consumidores y en la industria financiera, generando visiones encontradas sobre sus implicaciones.