La jueza federal María Servini presentó una denuncia penal contra una empleada que trabajaba bajo sus órdenes. La mujer estuvo con licencia médica durante 12 años y en su cuenta de Instagram publicaba sus viajes al exterior. La magistrada, cansada de la situación, la demandó por defraudación al Estado en una presentación que alcanza también al médico que habilitó su prolongada ausencia en el trabajo.
Desde el 2012 hasta fines del 2023, la mujer demandada solo asistió a trabajar 414 veces de un total de 2667 días hábiles.
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La empleada se llama Gabriela Dunzelmann Novaro y se desempeñó por muchos años como jefa de despacho del juzgado nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 1 con Competencia Electoral de Capital Federal, a cargo de Servini. Según trascendió, fue contratada por recomendación de su madre y su interés por el trabajo comenzó a declinar en los últimos doce años.
Gabriela Dunzelmann Novaro
La jueza Servini denunció a una de sus empleadas, Gabriela Dunzelmann Novaro, por defraudación al Estado.
Los problemas con Dunzelmann Novaron habían comenzado mucho antes de la presentación judicial, según develó Patricia Blanco en Infobae. En los pasillos de tribunales se comenta que la mujer no solo faltaba, sino que en sus redes sociales compartía fotos de sus viajes al exterior y que solía repetir que lo suyo era lo artístico, no lo judicial.
De hecho, en el 2019 la demandada tuvo que presentarse en una junta médica y declaró: «Lo mío es el teatro, la escena (…) Ese fue siempre mi error, no dedicarme a hacer lo que me gusta. Nunca me animé a dejar un trabajo seguro, porque eso significa ganar una cuarta parte de lo que yo gano».
En la presentación, Servini argumentó: «El problema, claro está, no es esta frustración en sí, sino la forma en que lidió con ella, y los recursos utilizados para continuar percibiendo sus haberes sin tener que trabajar porque, según refirió, la Justicia no colmaba sus expectativas artísticas”. Además, relató que la mujer le manifestó que «odiaba todo lo que tenga que ver con el Derecho».
Dunzelmann Novaro, por ejemplo, se había quejado en una oportunidad porque no la habían dejado salir antes del horario laboral. “Se evidencia falta de actitud reflexiva, especialmente en la justification de su conducta transgresora. Escasa autocrítica, si bien es hipercrítica hacia los demás. Escasa tolerancia a la frustración que la lleva a conductas de ‘acting out’. Refiere que solicitó salir antes de hora y su jefa se lo negó”, detalló la magistrada.
Según el relato de Servini, la respuesta en aquella ocasión de Dunzelmann Novaro había sido: «Me enojó tanto esa injusticia, porque por ley nosotros tenemos 10 días en el año para retirarnos antes y me lo negaron y yo no había faltado en todo el año. A todos los acomodados nadie les dice nada y yo que pedí irme un poco antes no me dejaron. Me descompuse por eso y terminé internada». Después de aquel episodio pidió licencia y no asistió por varios meses.
Servini, en la denuncia, detalló: «Dicho más claro, la propia Dunzelmann expuso, según nos cuenta la especialista médica, que como una vez no la dejaron irse temprano sin motivos válidos, ‘se enojó’ y directamente se tomó licencia por varios meses como una suerte de ¡represalia contra el sistema’, lo que pone en tela de juicio -una vez más- la seriedad cientifica de las certificaciones médicas empleadas para justificar estas ausencias sin dejar de percibir sus haberes”, señala la denuncia.
Entre los diagnósticos de la empleada se habló de un cuadro de bipolaridad. Sin embargo, desde su puesto de trabajo enviaron a la mujer a hacer una consulta al Hospital Borda. Los profesionales del centro concluyeron que Dunzelmann Novaro «no presenta afección psiquiátrica en curso que le impida desempeñar sus tareas laborales habituales”. Por eso, la denuncia de Servini alcanza al médico que le otorgó las licencias, Andrés Mega.
En total, la empleada presentó en su trabajo 68 certificados firmados por Mega. Servini se refirió en su presentación a «documentos ideológicamente falsos».
“La nombrada habría montado, de manera sistemática y continuada a lo largo del tiempo, todo un elaborado plan alrededor de una posible enfermedad mental al solo efecto de percibir sus haberes sin trabajar, recurriendo a tal fin a licencias por enfermedad de largo tratamiento”, sostuvo la jueza.
En el Poder Judicial, los empleados tienen un régimen de 45 días de vacaciones y pueden acceder a un período de dos años de licencia médica con goce de sueldo. Sin embargo, según Servini, su empleada iba mucho más allá. » “Usaba todos los resortes conseguidos para el derecho de los trabajadores para un fin abusivo y distorsionado».
Los viajes de la empleada de Servini
En su denuncia, Servini puso énfasis en que durante los períodos de licencia, Dunzelmann Novaro compartía fotos de sus viajes al exterior. Más todavía, las publicaciones tendrían mensajes irónicos sobre sus inasistencias: «Aunque te creas dueña de la vida de la gente, la mía no la manejás vos. En este momento estoy en la ópera de Oslo», escribió en Instagram en septiembre del 2018. En ese momento, la magistrada había requerido que se profundizara sobre su cuadro de salud.
Entre los vajes se cuentan Brasil en 2012, playas del Caribe en 2013, Europa en 2014, Uruguay y Chile en 2016 -año en el que repitió Europa-. En 2018, en una visita a Punta del Este, publicó: «Y así voy a seguir por el mundo, cuando yo quiera, en el momento en que yo quiera”. En las fechas de sus salidas, según la denuncia, cursaba licencias médicas.
Cuando Servini avanzó en el control de su cuadro de salud, en el 2019, una médica le indicó a Dunzelmann Novaro que hiciera una interconsulta neurológica, pero ella se negó. «Dijo que no podía ir. Cuando le preguntaron por qué, la respuesta fue: ‘Esta noche me voy a San Luis. Voy a ir a veranear ahí. Toda mi familia está allá. No puedo quedarme a hacer ningún estudio”, describió la magistrada.
Para Servini, la actitud de su empleada se trató de «un único y mismo plan que se habría extendido a lo largo del tiempo mediante un procedimiento perfectamente sistematizado y fríamente organizado, según el cual los períodos de ‘surgimiento’ y ‘estabilización’ de su enfermedad coincidieron con los lapsos mismos necesarios que reclama la reglamentación administrativa para volver a solicitar una licencia sin perder el goce de haberes».
Más todavía, los «brotes» de Dunzelmann Novaro, según Servini, coincidían con los períodos electorales, el tiempo que más trabajo tiene el juzgado. «Desde 2012 a la fecha, y mediante el recurso al abuso del sistema legal de licencias, Dunzelmann evitó tener que trabajar en la friolera de 13 elecciones, que es justamente cuando más se la necesitaba. No es de extrañar entonces que, a lo largo de estos años, solo haya trabajado únicamente tres fines de semana en los comicios de 2015″: en esos días era cuando más se paga la hora extra laboral», dijo en la presentación.